domingo, 8 de abril de 2012

Capítulo 14: ¿Creías que iba a acabar como tú querías?

¿Estaba mal excitarme nada más pensar en lo que me hizo Soubi? ¿Acaso era un pervertido por desear que volviera a ocurrir? Esperaba que no, porque sino sería el tipo más lujurioso del mundo.
Aún recuerdo la manera en la que sus manos recorrieron mi cuerpo, descrubriéndolo y esculpiendo en cada milímetro de mi piel la palabra "placer". La forma de sus labios contra los míos, el tacto de su lengua aprisionando mis pensamientos, dejándome sólo sentir cómo se adueñaba de mi cuerpo y de mi mente. Y cómo olvidar la presión, el roce de su rodilla contra mi entrepierna y la cruel manera en la que sus dientes se ceñían a mi carne.
Fue todo tan maravilloso... o al menos a mí me lo pareció, pues Soubi lo único que sacó de allí fue más odio y resentimiento haci Alois. ¿Qué por qué? Oh, muy fácil. Veréis, lo que pasó fue...

Flashback de Ciel.

-Increíble.... incluso por encima de la ropa lo estás sintiendo -musitó ensañándose esta vez con mi cuello y mi clavícula. Dejando un reguero de besos, mordiscos y saliva.
-¡No! ¡Ah! ¡Eso....n-no es verdad! -jadeé como me fue posible.
-Hum ¿en serio? -rió en mi cuello- ¿Y qué me dices de... esto?
-¡Hah! -había puesto una pierna entre las mías, desvelando lo excitada y necesitada que se sentía esa parte. Temblé al sentir como ahora su rodilla era reemplazada por una grande y firme mano que me hizo olvidarme hasta de mi propio nombre. Escuché el sonido de mi cinturón y justo cuando creía que estaba preparado para lo que se avecinaba, un grito de Soubi me hizo volver a la realidad.
-¡Joder! ¡¿PERO CUAL ES TU PUÑETERO PROBLEMA!? -escuché exclamar a Soubi.
Cuando abrí los ojos me encontré con que Soubi se agarraba la cabeza con una expresión de dolor en el rostro mientras Alois le miraba desde atrás con una mueca de satisfacción en la cara y … un bate de béisbol en la mano. No hacía falta ser muy inteligente para saber lo que había pasado.
-¡Uy! ¿Te he hecho daño? -preguntó con interés fingido.
-Maldito criajo... te juro que un día te mato -sentenció ahora de cuclillas con las manos todavía en la cabeza y los ojos cerrados.
-Hum. Suerte -dijo Alois dejando caer el bate mientras se acercaba con una sonrisa de superioridad cambiando totalmente a una expresión sincera y preocupada al llegar a mí.
-Ciel, ¿estás bien? ¿No te ha hecho nada malo este viejo pervertido, verdad?
-¿¡A quién llamas viejo!? ¡Sólo tengo dos años más que vosotros! -gritó Soubi arrepintiéndose al acto, pues alzar la voz sólo hizo que le doliera más la cabeza y que tuviera que volver a agacharse.
-¿Ya tienes dolores de espalda? Vaya, qué mala es la vejez -dijo con una gesto de “Qué se le va a hacer”.
-Estúpido niñato -siseó Soubi abalanzándose sobre Alois. Pero este fue más rápido, así que, escurriéndose de los brazos de Soubi (tendría que enseñarme a hacer aquello), me tomó de la mano y me llevó corriendo hasta nuestra aula. Dejándome confuso y... divertido. Sin duda, aquello había sido divertido.

Fin Flashback de Ciel.



Así que aquí estaba ahora, en medio de clase de japonés moderno intentando confundir a mi cerebro para que no deseara el cuerpo de Soubi.
Pero era una tarea agotadora y nada gratificante, porque ahora que podía estar con Soubi... sin duda me resultaba muy difícil mantener mi autocontrol.



POV de Catherina.


Estúpido. Malnacido. Engreído. Prepotente. Narcisista. Injusto. ¿Y por qué no decirlo? GILIPOLLAS. Estaba hasta los mismísimos ovarios de Illium: No hagas eso, tienes que hacerlo como yo te diga, esa nota no es, escucha mientras explico, no me hagas burla, no toques cuando yo no te lo he dicho, deja de comer en clase. ¡AAAAAAAAAH! Ese tipo iba a acabar conmigo (si no me suicidaba yo antes). Lo único que quería era que diera clase como Sanko, pero no, él hacía que las clases de música parecieran una tortura. ¿Os pongo un ejemplo? Encantada.

Era la última asignatura del día, y todos estaban deseando irse a casa (yo más que nadie), así que al “profesor”, se le ocurrió la brillante idea de que las últimas horas que tuviéramos clase juntos la dedicaríamos a tocar instrumentos.
Al llegar al aula, vimos cómo toda la clase estaba llena de instrumentos: desde trompetas y fagots, hasta violas y contrabajos. Sin duda un paraíso para mis ojos, que acariciaban mentalmente todas y cada una de las texturas que se iba encontrando: frío metal, suave madera, ásperas cuerdas, puntiagudas teclas,... estaba en el séptimo cielo. Bueno, al menos eso pensaba hasta que me cercioré de que había otro instrumento más, pero este era insulso, obsceno y desaliñado, uno llamado Illium.

-Buenas tardes a todos.
-Buenas tardes -respondieron todos como borreguitos.
-Como sé que a estas horas estáis muy cansados, voy a dedicarlas a que aprendáis a tocar instrumentos -un murmullo general surgió como respuesta ante esta oferta, sin duda por la excitación y la impaciencia.
-¿Y qué pasa con los que ya sabemos tocar? -pregunté sin ganas de que ese pendejo me diera órdenes.
-Pues que cierran la boca y aprenden a respetar a los demás -siseó con una falsa sonrisa.
-Adelante, levantaos y coged el que más os guste -dijo de repente.
Todos se fueron hacia los instrumentos de percusión y de viento, dejando a los de cuerda apartados porque obviamente, ninguno sabía cómo tocarlos. Instintivamente fui hacia la viola, pero una mano me la arrebató antes de que pudiera decir nada.
-Como tú dices que ya sabes tocar, ¿qué tal si te quedas con uno más simple y dejas a los demás que aprendan?
-Pueden aprender a tocar otro, ¡dame mi viola! -exigí alargando la mano.
-No, ya no es “tu viola”. Ahora es de Sayuri-san -le dijo a una alumna mientras se la entregaba recibiendo un sonrojo por parte de ésta y un estúpido “gracias”.
-¡Vale, me rindo! ¿Qué se supone que debería tocar según tú? -grité enfurecida. Pero más tarde sabría que no tendría que haber hecho eso, pues mi instinto debería de haberme advertido de que esa sonrisilla en la comisura de sus labios no significaba nada bueno.
-¡ME NIEGO ROTUNDAMENTE! -exclamé encolerizada al descubrir qué instrumento me había designado a mí.
-¿Por qué? Yo creo que el triángulo se adapta mucho a tu personalidad.
-¡NO PIENSO DESPERDICIAR MI TALENTO EN UN ALAMBRE DE METAL!
-Creo que no te vendría mal aprender a ser más modesta.
-Y a ti no te vendría mal saber con quién te estás metiendo.
-¿Es una amenaza?
-Hum. Si te estuviera amenazando no te haría falta preguntarlo -respondí con suficiencia.
-Quién diría que tenemos algo en común... Yo también amenazo de frente: O tocas el triángulo, o te quedas después de clases -dijo poniendo su cara a un escaso centímetro de la mía.
-Tsk. ¡Qué castigo más original! ¿No se te ha ocurrido pensar que puedes ser más creativo?
-Mira Neko, si por mí fuera limpiabas toda la fachada del colegio con la lengua, pero por alguna estúpida razón eso sería acoso escolar. Así que, si no quieres que te suspenda música, siéntate, cállate y asiente. ¿De acuerdo? -gruñó, a lo que yo respondí con otro gruñido. No estaba dispuesta a que me suspendieran música. No era mi culpa que el profesor fuera un inepto.
-¿Qué has dicho? -preguntó con la mano sobre la oreja en un gesto de escucha.
Como respuesta sólo cogí el condenado triángulo, le di un golpe con la varilla y me senté.
-Buena chica.
Sopesé mis opciones:
1-Meterle la varilla por el culo.
2-Meterle el triángulo por el culo.
3-Callarme, tragarme mi orgullo y aprobar música.
… Me costó un rato decidirme, pero luego me di cuenta de que ni muerta iba a tocar el orto de ese tío. Así que cerré los ojos e intenté calmarme hasta que todos se sentaron.


-¿Todos tenéis vuestro instrumento? -preguntó Illium.
-¡Síííííiííí! -respondieron obedientemente.
-¿Neko? -levanté la cabeza-. No te he oído -dijo elevando la comisura de sus labios.
-Grrrrrrr..... -cogí el triángulo y le di un golpe- ¿Contento? -pregunté rozando mi límite.
-Mucho -respondió con una sonrisa-. Bien, ahora, en orden iréis tocando para que pueda ver cómo vais de avanzados. Empecemos por orden de lista. Ayukawa-kun, tú primero -le dijo a un chico que se sentaba en el otro extremo de la clase. Había elegido una trompeta y... por Dios.... ¡NI SIQUIERA SABÍA COGERLA BIEN!
-Sí... -susurró poniéndose de pie y... haciendo que la trompeta se convirtiera en un instrumento chirriante y desagradable. ¿Cómo se podía sacar tal sonido de un instrumento? Prefería oír mil veces hablar a Illium que a ese chico tocando la trompeta... bueno quizás eso sea demasiado, no querría escuchar la insoportable voz de ese simio ni un minuto más.
Cuando acabó la tortura de la trompeta, empezó la del fagot. Le siguió el contrabajo, la flauta, el saxofón, la guitarra, el piano, la trompa... ¡AQUELLO IBA A ACABAR CONMIGO! Cada vez que alguno empezaba a tocar, parecía que el instrumento estuviera sufriendo, gritando, rogándome que le salvara de producir tan terrible sonido. Pero no, yo no podía hacer nada porque estaba bajo “arresto” en mi pupitre. Si me movía, me suspendería, lo sabía, esa era la única razón por la que aún seguía en mi sitio.
-Neko, te toca -cuando me llegó mi turno, pasé de que me llamara “Neko”, sino que lo que más me desconcertó fue que me pidiese que tocara el triángulo... ¿Qué quería que le tocase? ¿“Llega la Navidad”?
-¿Es coña? -pregunté incrédula y malhumorada.
-Oh no, por favor. Deléitanos con tu música -dijo mientras se apoyaba en una mesa y se cruzaba de brazos, expectante.
Una bombilla se encendió en mi cabeza.
-¿Quieres que toque?
-Sí.
-¿De verdad?
-Sí...
-Hum... -en ningún momento me había dicho que tocara el triángulo... ¿verdad?
Me levanté, le quité la viola a la niñata que me lo había arrebatado, y haciendo caso omiso de las palabras de Illium para que parase, comencé a tocar. Mis dedos no tenían rumbo, mi mente había dejado el cuerpo, y mi alma sólo se concentraba en transmitir cada pensamiento, cada emoción a la viola a través de mis manos. Hermoso. Tan cándido y armonioso como el nacimiento el sonido.
Aquella sensación de libertad, de calidez y felicidad, sólo podía darla la música. La viola. Mi viola.
Pero alguien rompió aquel sentimiento de magia, cuando sentí cómo me arrebataba el instrumento de las manos y me devolvía al mundo real, donde no puedo expresarme sin que una norma me lo impida, donde debo seguir las reglas de un analfabeto que dice amar la música cuando en realidad todo lo que hace es esconderla.
-Te espero después de clases -musitó cruelmente en mis oídos.

Una vez más: me habían castigado por crear belleza.
Algún día se las devolvería. Todas juntas.

Fin POV de Catherina.


POV de Alois.

Había tenido suerte con Soubi. Si no los llego a encontrar, sólo Dios sabe lo que habría pasado. Pero estaba seguro de que no podría seguir así para siempre. Tarde o temprano acabarían dándome esquinazo y Soubi ensuciaría el puro y limpio lienzo que es mi querido Ciel.
Debía pensar rápido, antes de que las cosas fueran a mayor. … ¿Y si les pusiera un micro? No, se notaría demasiado. … ¿Una cámara? Ridículo. … ¿Chip de localización? Tsk. En cuanto no hubiese cobertura se iría la señal. Tenía que haber algo con lo que poder vigilarles... ¿Podría contratar a alguien? No, Soubi es demasiado listo, se daría cuenta en seguida... ¡AAAAHHH! ¡Tenía que haber alguna maldita cosa que pudiera hacer para que esos dos no …!

-¡Hola! -¿pero quién coño...? Ah,... el chico raro. ¿Guille? Como se llamara.
-... -giré la cabeza ignorándole.
-¡Eh, no seas así! -dijo tocándome el hombro, a lo que yo respondí con un gruñido y una fría mirada.
-Ehh.... v-vale... -tartamudeó él. Se dio la vuelta y se fue.
Creía que había logrado recuperar la calma perdida, pero NO. Aquel idiota volvió y, sin yo decirle nada, se sentó a mi lado.
-¿Por qué te vas para volver después? -pregunté enfadado. Como toda respuesta él me mostró dos latas de zumo, una de naranja y la otra de fresa.
-¿Cuál prefieres? -preguntó con una estúpida expresión de felicidad.
-No me gusta la naranja -un poco desconcertado, me dio la de fresa.
-Tú eras Alois, ¿verdad? -dijo cuando pegó un trago de su zumo.
-¿Lo dudas? -pregunté ofendido.
-Jejeje... no es eso. Es que soy malo para los nombres.
-No me extraña... con el que tienes tú cualquiera querría olvidarlo -musité mirando a otro lado.
-¿Qué? -preguntó inocente.
-Nada -pero al poco rato de estar sentados me di cuenta de una cosa:- ¿Por qué sigues a mi lado?
-U-um... bueno... te había traído un zumo y... creía que...
-Creías mal. Así que ya te estás yendo.
-¿... Por qué? -preguntó confuso.
-Porque las manchas de fresa no se quitan bien, así que deberías irte a lavártelas cuánto antes.
-¿...Qué mancha....? -hum. Me encanta cuando pican.
-Esta -dije mientras vertía lo que me quedaba de zumo en sus pantalones.
La cara de asombro del chico fue desorbitante y la mía... bueno, la mía más de diversión que de otra cosa.
En dos segundos “Guille” ya estaba corriendo hacia las fuentes para lavarse, mientras yo reía a carcajada limpia, dejándome tranquilo, a gusto y perversamente alegre, quedándome la única preocupación de: cómo evitar que Soubi corrompiese a Ciel.

7 comentarios:

  1. AAAAAAAAAAAI AJAJAJAJAJ! Que malo es ALOIS! DE QUE VA TIRANDOME UN PINCHE ZUMO AJAJAJ! Me las va a pagar O.O! AJAJAJAJ Pero en el fondo me pone! ajajajjjaja

    Pobre Neko ajajajaja!

    " -Jejeje... no es eso. Es que soy malo para los nombres. "

    jejeje me meeeeeeeeeo! AJJAAJAJAJAJJA!

    ResponderEliminar
  2. un pinche? xDDDDDD
    me alegro d q t guste, y de haber acertado un poco contigo jajajajajaj!
    y si, Alois es un cabrón, ya te lo dije xD

    ResponderEliminar
  3. 4 palabras:
    AMO-A-MI-HERMANO.

    Dios me encanta jahjaha buah, lo que me he podido leer
    puto Miquel que no me ha dejado terminar de leerlo.
    puto Illium siempre jodiendo
    ajahjahja mañana el próximo eh!

    ResponderEliminar
  4. me estas diciendo q aun no te lo as terminado rubia mierda!?
    xD

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ama a su hermano porque me ha tirado el zumo encima wtwegthewgthjet xD!

      Eliminar
  5. JAJAJAJAJA
    seguro q es por eso xD

    ResponderEliminar
  6. Fantástico, aunque lo leí en papel, aqu´lo he vuelto a leer. Por cierto, ¿para cuando el 17?

    ResponderEliminar